Con una inversión baja, se puede ajustar el presupuesto en nutrición
Martín Torres Duggan PARA LA NACION Domingo 07 de mayo de 2017
Si un agrónomo le comunicara a un productor agropecuario que con una herramienta de diagnóstico que cuesta unos pocos dólares por hectárea (dos a cinco dólares, dependiendo de los análisis realizados) puede definir y ajustar el presupuesto de fertilización del trigo, cuya incidencia puede superar el 40 o 50% de los costos directos totales en planteos de alta tecnología, ningún productor dudaría en adoptar dicha herramienta de diagnóstico. El nombre de esta tecnología es «análisis de suelos».
Sin embargo, a pesar de la valiosa información que ofrecen los análisis de suelos para la toma de decisiones en materia de fertilización, solamente el 23% de los productores de trigo lo utilizan a nivel nacional de acuerdo con el último relevamiento de ReTAA (Red de Tecnología Agrícola Aplicada) realizado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires para la campaña fina 2016/17. En este estudio se observó una significativa variación de la adopción entre zonas trigueras. Así, la mayor intensidad de uso del muestreo de suelos tuvo lugar en el sudeste de Buenos Aires (39%) mientras que en la zona núcleo la utilización fue del 17 y 28% para la porción norte y sur, respectivamente.
Para que los análisis de suelos aporten todo su valor en el diagnóstico de deficiencias, es fundamental realizar un correcto muestreo de suelos. Para ello se deben definir algunos aspectos centrales como el número de submuestras a tomar (intensidad de muestreo), momento y profundidad de muestreo, entre las más relevantes. Dentro de estas, la intensidad de muestreo presenta una importancia especial, ya que existe una relación directa entre la cantidad de submuestras tomadas por cada muestra compuesta y la exactitud del resultado analítico que envía el laboratorio.
En otras palabras, si tomamos pocas submuestras en relación a la cantidad recomendada según la variabilidad esperada del nutriente a evaluar, el error de muestreo será grande y el dato enviado por el laboratorio no representará la disponibilidad real del nutriente en el suelo, que es el objetivo principal del diagnóstico de fertilidad.
El fósforo extractable requiere de una mayor intensidad de muestreo. Esto se debe a la elevada variabilidad del nutriente en los lotes. Sin embargo, como se trata de un nutriente poco móvil, no es necesario muestrear todos los años, sino que se puede hacer un buen muestreo cada dos o tres años (idealmente tomando 50 submuestras por muestra compuesta). Con esta intensidad de muestreo el error de muestreo es bajo, del orden del 10%. Es decir, cuando el laboratorio reporte el resultado del fósforo extractable, se puede considerar un +/- del 10%.
Una vez tomadas todas las submuestras y confeccionada la muestra compuesta, se debe homogeneizar y enviar al laboratorio 300 o 500 gramos. Cuando se requiere analizar nitratos o sulfatos, es importante que las muestras se envíen en contenedores similares a los utilizados para vacunas y que sean recibidos por el laboratorio dentro de las 48 horas de realizado el muestreo.
El autor es técnico de la firma Tecnoagro SRL