La práctica del riego complementario se haya muy difundida en la región pampeana, bajo la forma de círculos de riego en la mayoría de los casos. Si bien sus beneficios son ampliamente conocidos, comentaremos a continuación algunos inconvenientes que pueden producirse en los suelos con la repetición de esta práctica. En los casos extremos se aprecia un deterioro de la estructura de la parte superficial del suelo que se manifiesta por su facilidad para “plancharse” y la dificultad de infiltración que suele ir asociada.
Las consecuencias que puedan sufrir los suelos dependerán fundamentalmente de la calidad de las aguas utilizadas en el riego, su cantidad (lámina aplicada cada campaña), la lluvia caída durante el año y las características de los suelos.
Por lo tanto resulta evidente que en primer lugar debemos conocer la calidad del agua que utilizamos, para lo cual basta con un simple análisis de la misma y tener una idea de los suelos que estamos regando.
Para medir las consecuencias que puedan estar sufriendo los suelos, lo aconsejable es efectuar un seguimiento de los siguientes parámetros: pH, Conductividad eléctrica y Porcentaje de Sodio Intercambiable.
Para las condiciones generales que se presentan en la región pampeana, podemos decir que tanto la elevación del pH como de la Conductividad eléctrica (que estaría indicando la acumulación de sales), no son en general los causantes de los problemas. El PSI (Porcentaje de Sodio Intercambiable), es el parámetro a tener más en cuenta. El mismo representa la proporción del complejo de cambio que se encuentra saturado con sodio. En el gráfico siguiente se puede observar el seguimiento del PSI efectuado en un círculo de riego y en un “corner” sin riego en un establecimiento ubicado en la Pampa Ondulada (Carmen de Areco).
Como puede observarse, mientras que en el sector no regado los valores se mantienen por debajo de 1%, en el regado se encuentran por encima de 2%, llegando a superar el 6%.
Como orientación podemos decir que con valores entre 4 y 8% pueden comenzar a manifestarse problemas de planchado y de infiltración, pudiendo llegar a ser críticos cuando superen el 8%.
Lo interesante para tener en cuenta es que este proceso es reversible, es decir que si se disminuye la lámina de riego o directamente se suspende, los valores retroceden dependiendo del manejo del suelo y de la intensidad de las lluvias.
Por lo antedicho, es muy recomendable efectuar el seguimiento ya mencionado, que consiste simplemente en tomar muestras compuestas de tres profundidades (0-20, 20-40 y 40-60 cm), de un área georreferenciada (para poder efectuar los muestreos siempre en el mismo lugar), y realizar como mínimo el análisis de pH, Conductividad Eléctrica y PSI.